Los cuentos del origen [Parte 2]

 

Carlos Marchant P.  •  3/21/2016

Los Mellizos: Zivot y Smrt

Por eones, el trabajo de Vesmír había logrado hacer coexistir a las distintas divinidades que alojaban el cuerpo de Caos, de una u otra manera, los dioses del Orden se habían impuesto de forma permanente en el cuerpo de su progenitor y se desarrollaban en paz y armonía.  No se puede asegurar si lo que ocurrió después fue debido a esto o si sólo fue un capricho de un destino divino, pero un golpe de energías dentro del primordial dio nacimiento, por primera vez, a dos dioses al mismo tiempo: los mellizos Zivot y Smrt.

Los nuevos dioses eran iguales en todo, salvo en su concepción de la eternidad.  Zivot establecía que era importante que todo comenzara y fuera eterno; Smrt, en cambio, solía asegurar que la belleza de las cosas radicaba en su término.  No tardaron ambos dioses en caer en discusiones.  Mientras Zivot creaba algo nuevo, Smrt se empeñaba en deshacerlo y convertirlo, otra vez, en la energía esencial del Caos.  El primero de los dioses se enfadaba con la actitud de su hermano y creaba una vez más el mismo ser, mientras su hermano, de forma invariable, volvía a deshacer la creación.  Zivot decidió entonces hacer algo que ningún otro dios había intentado: crear la vida de una divinidad.  Trabajó por un tiempo incalculable para determinar la proporción de energías que necesitaba y, luego de muchos fracasos, logró crear la primera divinidad no nacida por obra del Azar, la diosa Zeme.

La creación de Zeme desató la furia de Smrt quien, al ver infructuosos sus intentos de acabar con ella, decidió alterar lo único que se había mantenido constante todo este tiempo: el Orden.

La tarea era compleja, ya que destruir el Orden era ir desafiar las directrices de Vesmír. Smrt sabía que no podía ir en contra de Vesmír y Zivot al mismo tiempo, por lo que, utilizando los mismos pasos de su mellizo, creó su propio dios: el dios del deseo, Preji.

No tardó Preji en comenzar a jugar con el resto de los dioses, y los enfocó a todos en la única deidad femenina de todo el Caos: Zeme.

En poco tiempo comenzaron las batallas acerca de qué dios merecía estar con Zeme:  Svetlo argumentaba que él sería capaz de iluminar a la diosa por la eternidad; Tma, por el contrario, explicaba que él podría ocultarla de cualquiera que quisiera hacerle algún tipo de mal; Zavanost debatía su papel en permitirle descubrir el poder de la lógica y la razón e incluso el mismo Vesmír se sumaba a la contienda hablando de sus derechos prioritarios por ser el primero y más grandioso de los hijos de Caos.  Sólo Zivot no se sumó a la batalla, pero el restarse de la misma no evitó que la diosa se sintiera agobiada por la constante presión del resto de las divinidades.

Sola y presionada, Zeme vio en los límites de Caos una manera de escapar a esta constante atención.  La diosa concentró su energía en un punto del cuerpo del primigenio y se estrelló con este a toda velocidad lo que provocó una explosión de tal magnitud que dispersó a todos los dioses por distancias incalculables, mientras se deshacían los límites físicos del cuerpo de Caos, dejando al primigenio en un estado de sueño profundo y creando el universo conocemos hoy por hoy.
(fin de la parte 2)